viernes, 29 de marzo de 2013

Tengo un embrollo en la cabeza que no me deja saber por donde o por cual cosa tengo que empezar. Me duele el cuerpo, me duele la mente, me duele el corazón, me duele alguien. Últimamente muchas cosas me duelen, unas más que otras, supongo que ya debo de haber llegado al umbral de tolerancia soportable para cualquier ser humano. Tiempo al tiempo, me dicen todo el tiempo. El problema no es el tiempo, el problema son las ganas. Me quiero ir de acá, a donde sea, como sea. Ya no tolero el mundo de conceptos que me rodea, la falta de congruencia de mis conceptos con los de los demás, me hace mal, me lastima, me tortura. No quiero convertirme en lo que siempre odié, no quiero convertirme en lo que siempre odié. No quiero ser mala persona, quiero entender, quiero comprender, pero no me dejan. Estoy cansada de las defensas de los demás, estoy cansada de tener que andar sorteando muros para encontrar la felicidad, estoy cansada. Nadie es una isla, nadie. Déjense querer, déjense ser, déjense cuidar, dejen de lado ese maldito escudo que lo único que hace es defendernos de las cosas que necesitamos.