lunes, 25 de mayo de 2009

Si uno pudiera decir siempre lo que piensa, si a veces no estuvieran tan divorciadas las cosas que decimos de las que pensamos; cuando hacemos lo que decimos, y decimos lo que sentimos, es mucho mejor.

viernes, 22 de mayo de 2009

Todo el tiempo estamos entre el sí y el no. Elegir entre sí y no tal vez sea la decisión más difícil de tomar. Hay veces en que la diferencia entre decir sí o decir no puede ser determinante, puede cambiar tu vida para siempre. El no ya lo tengo, dice alguien para darse coraje, porque el no es lo que nos rige. Decimos que no a todo, todo el tiempo. Pero a veces, decimos algunos sí. A veces decimos sí sin medir las consecuencias, y ese sí cambia todo. De una chica rapidita decimos que tiene el sí fácil. ¿Pero no se trata de eso la vida? ¿De decir sí, de avanzar, de vivir? El sí nos compromete, y nos desnuda. El sí expone nuestros deseos. El sí señala que algo nos falta.Una vez más estamos ante esa decisión. Que todo siga siendo no, o animarse al sí y zambullirnos en la vida. Esa vida que vivimos deteniendo todo el tiempo con el no.

- No quiero sufrir más, no lo soporto.
- Ya te vas a acostumbrar a estas decepciones, así es el amor.
- No, el amor no es lo mío me parece.
- No digas pavadas.
- Es así, te juro. Yo no lo soporto más esto. Yo no me quiero, me detesto. Y mientras yo no me quiera nadie más me va a querer. Yo estoy acostumbrada a odiarme, y nunca lo voy a poder cambiar eso.
- Hay flores más fáciles, y otras más difíciles, pero todas en algún momento se abren y sueltan su esencia.

domingo, 17 de mayo de 2009

Conoci tantas versiones de la verdad, que ya no se que mentira creerme.

martes, 5 de mayo de 2009


A veces da miedo abrir los ojos, porque por ahí los abrís y ves todo patas para arriba. Y eso es lo que en verdad da miedo, los cambios. Como un chico que juega a las escondidas tapándose los ojitos, creyendo que así no lo ven, uno a veces cierra los ojos como si así fueran a desaparecer los problemas. Como si muerto el cartero, fueran a desaparecer las cartas fuleras. Uno se hace el perro que tumbó la olla, como si el dolor que siente no existiera. Uno detesta y ama a esa persona o a ese espejo que te canta las cuarenta. Uno detesta y ama a quien abre tus ojos. Abrir los ojos tiene gusto a membrillo con queso: es agridulce. Por un lado, como que se pierde la magia, pero por el otro, se sale del engaño. A veces lo que tenemos que ver es tan horrible, que preferimos hacer la vista gorda y cerrar la tranquera, y vivir en una cajita de cristal. Y otras veces la burbuja se pincha, y no queda otra que abrir los ojos y mirar lo que no queremos ver. El corazón se nos estruja y nos quedamos sin aire, ahogados. Duele abrir los ojos. Es como salir de la oscuridad, que la luz te enceguece. Ojos que no ven, corazón que no siente. Mejor mirar para otro lado, dicen. Meter la cabeza en la tierra como hace el avestruz. Pero para que algo cambie hay que romper la burbuja, hay que salir de la cajita de cristal. Abrir los ojos y animarse a ver, aunque lo que haya para ver nos estruje el corazón.

sábado, 2 de mayo de 2009


¿Que nudo debo desatar para soltarte?
-
¿Que nudo puedo atar para enredarte?
¿Cual es el hilo que nos une?

¿Que mas hara falta sentir para tenerte?

¿Que debo decidir para no verte?

viernes, 1 de mayo de 2009

Lo esencial es invisible a los ojos