sábado, 8 de junio de 2013

Estaba en la cocina y de repente tuve la sensación de que me abrazaba desde atrás, ponía sus manos en el bolsillo de mi buzo canguro y sentí su cabeza apoyándose en mi hombro, su boca rozando mi cachete y su voz susurrándome, como él siempre hacia cuando reclamaba mi atención que había sido momentáneamente usurpada por alguna labor, para él, banal.
Maldita memoria tan detallista, malditas sensaciones tan grabadas en mi, maldito conciente que une inconcientemente retazos del presente a un pasado ya pisado.