jueves, 20 de enero de 2011

¿Cómo es que un día podemos conectar con alguien al punto de que el silencio sea parte de la conversación y al día siguiente –o tal vez al próximo instante- estar a kilómetros en una misma habitación? ¿Qué pasa en el medio? ¿De qué depende? ¿De cuánto nos imposibilite nuestra mente? ¿De lo que creemos que percibimos del otro? ¿De lo que esperamos del otro? Aprender a aceptar. Comprender. ¿Hasta qué punto el aceptar no deviene en conformismo? ¿Cuál es el límite del conformismo, la disconformidad no asumida? ¿Que pasa cuando a pesar de, te hace falta más? ¿A qué refiere ese más? Más  fluidez, menos temor, mas compañerismo,  más cariño, más cuidado, mas naturalidad. Naturalidad. ¿Se pide afecto o se recibe? Pasa o no pasa. Fluye o no fluye. Se está receptivo o se está cerrado. Se esta predispuesto o se esta enroscado. Se siente o se cae la conexión.¿Cuál es la diferencia entre aceptar lo que el otro te puede dar y renunciar a lo que esperas? ¿Cuánto esta dispuesto a conectar con vos una persona que, cuanto más te abrís, más fría y distante se vuelve? Confianza no es descuido. ¿En que momento nuestra inseguridad se convierte en el punto de partida para todas las cuestiones y actitudes?  ¿Cuando termina la paciencia de uno y empieza la dignidad del otro? ¿Hasta que punto nuestro orgullo puede manejarnos? ¿Hasta que punto se soporta el orgullo cotidiano? Lo mas importante de todo, ¿Hasta que punto el orgullo puede convertirse en nuestra defensa? Y el pie de la cuestion ¿Porque esa defensa es imposible de derribar? ¿Desde cuando se convierte en nosotros en vez de ser parte de nosotros? ¿Hasta que punto se puede tolerar eso en otra persona? ¿Hasta que punto se puede tolerar eso en uno mismo? Si pudiera pedir algo en este momento, serian las respuestas a todas esas preguntas. O aunque sea poder hablarlas con las personas que me las generan. Lo ironico es que porque no tengo las respuestas es por lo que no puedo hacer las preguntas. Lo justo seria no tener las preguntas o no tener la necesidad de responderlas. Lo racional es no hablar de "justo" en cuestiones de personalidad, relaciones y sentimientos. No hay objetividad posible, ni subjetividad que valga. Creo que el punto clave esta en cuanto tiempo o hasta que nivel uno tolera no entender, hasta que lugar podemos aplazar el "necesito" y el "quiero", hasta donde llega nuestra paciencia o, lo mas importante, nuestra tolerancia. Todos tenemos un limite, un stock de aguante para con el otro. Todos tenemos una linea que separa lo que podemos ceder de nosotros a lo que no estamos dispuestos a ceder nunca. Lo dificil es cuando te cruzas con esas personas que te zigzagean la linea hasta en los lugares menos pensados. ¿Son concientes de eso? ¿O solo creen que uno es asi y que va a ser asi siempre? ¿Llegan a entender que la linea puede volver a su lugar en cualquier momento? ¿Hasta que punto somos capaces de ceder nuestra egolatria en favor de una dualidad? ¿Como se hace cuando solo uno cede y el otro estira y estira y estira? ¿Podemos decir que carecemos de narcisismo? ¿Podemos decir que cedimos todo nuestro narcisismo en favor de la dualidad? Si la respuesta es si a cualquiera de esas dos preguntas, definitivamente, estamos en problemas, uno de esos problemas en que la solucion es tan obvia como complicada.

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