jueves, 7 de abril de 2011

Me gusta (o no me queda otra qué) pensar que la primavera no empieza cuando queremos, sino cuando es el momento justo. No se le puede gritar a una planta ¡Dame hojas ya mismo, florece carajo! Asi que sacamos esa última cucharadita de paciencia que estabamos guardando para una ocasión especial y esperamos... Yo hablo como si pudiera elegir no esperar igual.

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