lunes, 29 de agosto de 2011


Las primeras impresiones son inamovibles, incontrolables, podemos intensificarlas o darles un vuelco total, pero siempre lo que pensemos del otro va a ser comparado con esa primera impresión que nos causó, de la que nadie puede librarse, y mas si hablamos de las malas impresiones. Pero si hay algo que sí es posible para todos es cambiar el punto de vista de esas malas impresiones, verlas en profundidad, no justificarlas, entenderlas.
Lo que quiero decir es esto, y hablo desde lo que me pasa a mi, hay dos tipos de primeras malas impresiones; esta esa mala impresión que sigue siendo mala, la que persiste a pesar de conocer a la persona, la que se justifica cuando conoces mas a la persona, la mala impresión que no tiene vuelta atrás porque la persona en sí no tiene vuelta atrás; y también esta esa mala impresión que se borronea cuando continuas trato con quien la causó, la que entendés cuando conoces mas de la historia. Me refiero a las personas que cuando llegas a conocer en profundidad, porque no tienen problema con eso o porque el lazo se intensifica, te muestran sus debilidades y sus fuerzas, sus dudas, sus miedos, y es ahí cuando conozco a la persona entera, no solo a la primera impresión, que me pasa algo asi como un efecto nachtraglich. Quiero decir, el saber que causa esas actitudes que no me gustaron en principio, el saber su origen, su "porqué", me hace encariñar mas con eso, hace que me guste esa primera mala impresión. No se que es, ni tampoco si es bueno o malo, pero el conocer el todo, el cómo, el cuándo y el porqué, hace que esa primera mala impresión me causa una mejor impresión que una primera buena impresión.

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