sábado, 28 de abril de 2012

Y por fin la conclusión en exceso engorrosa: definitivamente es mi compulsión de repetición. El progenitor que nunca lo fue, el padre que nunca lo fue, el mejor amigo que nunca lo fue, y, como era de esperarse, el amor que nunca lo fue.
Maldita e interminable compulsión, ligate de una vez... o aunque sea por algunos momentos.

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