miércoles, 18 de septiembre de 2013

Hace muchos dias que estoy con ganas de escribir nuestra historia. Me siento, escribo, borro, elimino. Casi siempre las mismas palabras, siempre las mismas sensaciones de fondo. Me anulo, me bloqueo y tengo que dejarlo. Dos opciones me dan respuesta a esta actitud. La primera: me molesta que mi cuerpo vuelva a tener esas sensaciones que traen los recuerdos, todas son sensaciones lindas, pero el resultado, el saber que solo son pasado, me lastima. La segunda: escribir nuestra historia seria ponerle un fin, un fin escrito, inevitable, ineludible, imposible de invisibilizar. No logro descifrar cual de las dos es la que logra ponerme la mente en blanco, pero no necesariamente tiene que ser una.

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