viernes, 21 de diciembre de 2012

Siempre me molestó que mis pares me vean como una nena, como la inocente, la frágil del grupo. Pero bueno, a eso uno tarde o temprano termina adaptándose. Hay veces que no me gusta ser asi, hay otras que agradezco ser asi. Ni fu, ni fa. No creo que creer en la gente sea una debilidad, ni pensar siempre lo mejor, ni creer fervientemente en el karma, no creo que las cosas que hacen que me consideren una nena sean cosas malas. Lo que me revienta, lo que me altera, lo que me desapacigua es que eso venga apegado a que no vean que puedo sentir y pensar como una completa adulta. A veces por demás. No necesito que me cuiden ni que tomen decisiones por mi. No digo que me salga siempre todo bien, pero de los errores se aprende y no necesito nadie que me este guiando el camino. Eso es lo que no ven, yo puedo parecer muy boluda por fuera, pero a veces por dentro me siento como una abuela de ochenta años.

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